sábado, abril 13, 2013

País sin comics o país de comics




Con respecto a la Feria del Comic de Barcelona de este año, donde está uno de mis trabajos y acabamos de anunciar el segundo (Briznas de Fuego), alguien me pregunto si mis comics se vendían en Venezuela en alguna librería, fuera de pasar por el proceso de pedirlos por Amazon.com, y tuve que contestar con pena que no, que no había un solo sitio donde se consiguiera. De hecho, salvo algunos países de Centroamérica, es el único país de habla hispana donde no tengo ningún distribuidor.

Mi interlocutor se quedó extrañado, siendo yo venezolano, y me preguntó a que se debía tan bizarra situación. La respuesta es compleja, podría decir que Venezuela es ahora un país sin comic-books, o mejor quizás decir que parece un país sacado de algún libreto de Hergé (Tintin), con sus estereotipos exagerados de los países del Tercer Mundo.

Pero la realidad es todavía más dura. Hace un par de años, cuando intenté por primera vez conseguir una librería en Caracas que al menos tuviera un par de ejemplares, busque contactar a un viejo conocido, Walter Rodríguez, de la legendaria librería Lectura (que estaba ubicada en el Centro Comercial Chacaíto). En esa librería, año tras año, el amigo Walter traía lo mejor de las novelas gráficas y de los dibujantes y guionistas de la escuela franco-belga, todos los famosos de la Bande dessinée, Jean-Claude Mézières y Pierre ChristinMorris y René Goscinny, y desde luego uno de mis favoritos de todos los tiempos: Moebius y obras como El garaje hermético o El Incal, que tanto me han influenciado.  Pero resultó, que después de más de 60 años, la librería favorita de mi juventud, había cerrado.

Como averigué después de una docena de llamadas a diferentes amigos del sector, el misteriode su cierre tenía más que ver con las circunstancia del país que con la crisis del sector a nivel internacional. Si es verdad que el ebook está tomando vuelo, y que grandes vendedores como Amazon monopolizan el mercado, el caso de Venezuela es totalmente atípico. Como uno de las personas me resumió: "Importar libros se ha convertido en algo imposible. En Venezuela, cualquier sector que dependa de la compra de dólares es complicado. Los trámites para la importación son demasiados. Tienes que hacer una compra mínima y asegurar que el libro no se puede producir en Venezuela. Hoy es más difícil ofrecer libros que en años anteriores. Y traerlos en dólar negro es ilegal. Todo depende ahora de Cadivi"

Hubo un caso en donde hasta me ofrecí a enviarles un paquete a manera de promoción, para mí era suficiente tenerme en la vidriera de alguna librería en Caracas, pero me contestaron que no podía aceptarlos, que aún con ISBN y código de barras, si los ponía en venta y los descubría un inspector de Cadivi (que al parecer proliferan) la multa era mucho mayor que el valor de los libros. Y por supuesto, un comic-book a full-color y formato Prestige, no era algo que pasara desapercibido fácilmente.

Algo sobrevive en todo esto: los creadores venezolanos, a pesar de la falta de acceso a material, siguen luchando contra el sistema. Prueba de eso es que la próxima semana se realiza la Comic-con de Caracas, un evento que ya tiene varios años. Y es que como siempre pasa: la necesidad es la madre las invenciones, y en eso de inventarnos vainas para salir para adelante, los venezolanos estamos hechos.

PS: por cierto ya esta online la versión completa en PDF de La Fisura gracias a la gente de Planetas Prohibidos.




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