Con
respecto a la Feria del Comic de Barcelona de este año, donde está uno de mis
trabajos y acabamos de anunciar el segundo (Briznas de Fuego), alguien me
pregunto si mis comics se vendían en Venezuela en alguna librería, fuera de
pasar por el proceso de pedirlos por Amazon.com, y tuve que contestar con pena
que no, que no había un solo sitio donde se consiguiera. De hecho, salvo
algunos países de Centroamérica, es el único país de habla hispana donde no
tengo ningún distribuidor.
Mi
interlocutor se quedó extrañado, siendo yo venezolano, y me preguntó a que se
debía tan bizarra situación. La respuesta es compleja, podría decir que
Venezuela es ahora un país sin comic-books, o mejor quizás decir que parece un
país sacado de algún libreto de Hergé (Tintin), con sus estereotipos exagerados
de los países del Tercer Mundo.
Pero la
realidad es todavía más dura. Hace un par de años, cuando intenté por primera
vez conseguir una librería en Caracas que al menos tuviera un par de
ejemplares, busque contactar a un viejo conocido, Walter Rodríguez, de la
legendaria librería Lectura (que estaba ubicada en el Centro Comercial Chacaíto).
En esa librería, año tras año, el amigo Walter traía lo mejor de las novelas
gráficas y de los dibujantes y guionistas de la escuela franco-belga, todos los
famosos de la Bande
dessinée, Jean-Claude
Mézières y Pierre Christin,
Morris y René Goscinny, y desde luego uno de mis favoritos
de todos los tiempos: Moebius y obras como
El
garaje hermético o El Incal, que tanto me han
influenciado. Pero resultó, que después
de más de 60 años, la librería favorita de mi juventud, había cerrado.
Como averigué
después de una docena de llamadas a diferentes amigos del sector, el misteriode su cierre tenía más que ver con las circunstancia del país que con la
crisis del sector a nivel internacional. Si es verdad que el ebook está tomando
vuelo, y que grandes vendedores como Amazon monopolizan el mercado, el caso de
Venezuela es totalmente atípico. Como uno de las personas me resumió: "Importar
libros se ha convertido en algo imposible. En Venezuela, cualquier sector que
dependa de la compra de dólares es complicado. Los trámites para la importación
son demasiados. Tienes que hacer una compra mínima y asegurar que el libro no
se puede producir en Venezuela. Hoy es más difícil ofrecer libros que en años
anteriores. Y traerlos en dólar negro es ilegal. Todo depende ahora de
Cadivi"
Hubo un
caso en donde hasta me ofrecí a enviarles un paquete a manera de promoción, para
mí era suficiente tenerme en la vidriera de alguna librería en Caracas, pero me
contestaron que no podía aceptarlos, que aún con ISBN y código de barras, si
los ponía en venta y los descubría un inspector de Cadivi (que al parecer
proliferan) la multa era mucho mayor que el valor de los libros. Y por
supuesto, un comic-book a full-color y formato Prestige, no era algo que pasara
desapercibido fácilmente.
Algo
sobrevive en todo esto: los creadores venezolanos, a pesar de la falta de
acceso a material, siguen luchando contra el sistema. Prueba de eso es que la
próxima semana se realiza la Comic-con
de Caracas, un evento que ya tiene varios años. Y es que como siempre pasa:
la necesidad es la madre las invenciones, y en eso de inventarnos vainas para
salir para adelante, los venezolanos estamos hechos.
PS: por cierto ya esta online la versión completa en PDF de La Fisura gracias a la gente de Planetas Prohibidos.
PS: por cierto ya esta online la versión completa en PDF de La Fisura gracias a la gente de Planetas Prohibidos.
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